La propia OMS desempeñó un papel crucial en la decisión inicial de designar a la coca como una droga en la Lista I de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes de las Naciones Unidas. Esa fatídica decisión ha condenado una cultura andino-amazónica milenaria, criminalizado a miles de personas que cultivan, comercian y consumen coca, y ha impedido a muchas otras personas poder acceder a los beneficios de la coca.
En el Dossier de sustentación que fundamenta la petición de una revisión crítica por parte de la OMS, el gobierno de Bolivia describe el proceso gravemente viciado que condujo a la decisión de clasificar la hoja de coca como droga en la Lista I, y concluye que la “principal responsabilidad institucional de este error histórico radica en la propia OMS ”. Un informe de 1950 de la Comisión de Estudio de las Hojas de Coca de la ONU concluyó que el mascado de la coca “no puede ser mirado como una toxicomanía, sino un hábito”, y que “no se notan síntomas de abstinencia”. Pero en 1952, y de nuevo en 1954, la OMS hizo caso omiso de las conclusiones del informe de 1950 y, en su lugar, argumentó que la masticación de la coca era una forma de “adicción” y “cocainismo”. Basándose en este juicio, la Convención Única incluyó la hoja de coca en la Lista I, e instó a la abolición de la masticación de coca en los 25 años posteriores.
Aunque el informe de 1950 de la Comisión de Estudio de las Hojas de Coca de la ONU se abstuvo finalmente de concluir que la masticación de la coca era una forma de adicción, el tono general del informe era profundamente sesgado y tenía prejuicios raciales, así como la intención de demostrar los daños supuestamente infligidos por la masticación de la coca. En una entrevista concedida en 1949 a un periódico peruano, cuando la misión de estudio de la ONU estaba en marcha, el jefe de la misión, Howard B. Fonda (vicepresidente de la Asociación Americana de Productores Farmacéuticos), se sinceró sobre lo que él consideraba el objetivo de la Comisión. Para Fonda, masticar coca:
“no solo es definitivamente nocivo y deletéreo, sino que es la causa de la degeneración racial de muchos grupos de población y de la decadencia que es evidente en muchos habitantes nativos, e incluso mestizos, de ciertas regiones del Perú y Bolivia. Nuestros estudios confirmarán la verdad de nuestras afirmaciones, y esperamos poder presentar un plan de acción racional basado en las realidades de la situación y en la experiencia sobre el terreno, para asegurar la erradicación total de este hábito pernicioso”.
Pero Fonda no estaba solo en estas opiniones. El funcionario de la ONU de Argentina Pablo Osvaldo Wolff preparó materiales para apoyar la Comisión de Investigación. En 1952 y 1954, Osvaldo Wolff fue secretario del Comité de Expertos de la OMS que tomó las fatídicas decisiones que condujeron a la designación de la hoja de coca como droga de la Lista I en la Convención Única de 1961. Al igual que Fonda, Osvaldo Wolff no dejaba lugar a dudas sobre sus perspectivas. Dado el papel que desempeñó en el vilipendio y la criminalización de la coca en el sistema de tratados de drogas de la ONU, merece la pena citar una conferencia de Osvaldo Wolff de 1949, en la que reflexionaba sobre su trabajo preparatorio para la Comisión de Investigación:
“El indio que no mastica hoja de coca es lúcido, inteligente y alegre, dispuesto al trabajo, vigoroso y resistente a las enfermedades; el coquero, por el contrario, es abúlico, apático, perezoso, insensible a su entorno, su mente está ofuscada; sus reacciones emocionales son raras y violentas, está moral e intelectualmente ‘anestesiado’, socialmente sometido, casi un esclavo. [...] La degeneración moral acompaña a la física; la mentira es una de las características sobresalientes, probablemente debida a la falta de equilibrio moral. La criminalidad es elevada, y las formas bárbaras de homicidio sólo pueden explicarse por una cierta insensibilidad moral. No cabe duda de que el hábito de masticar hojas de coca es una de las razones más poderosas del atraso y la miseria de la población india”.
Que éstas fueran las opiniones abiertamente sostenidas que animaron a figuras clave en la decisión de criminalizar la hoja de coca es aleccionador. Sin embargo, hasta ahora no se ha reconsiderado formalmente el estatus de la hoja de coca en la Convención Única, a pesar de los sesgos evidentes que impregnaron las consideraciones de la OMS en la década de 1950. En 1992, el único otro momento en que la hoja de coca apareció en su orden del día, el Comité de Expertos de la OMS en Farmacodependencia simplemente concluyó —sin ninguna documentación nueva— que la hoja de coca estaba debidamente incluida en las listas porque “la cocaína se extrae fácilmente de la hoja”. En primer lugar, no se cuestionó en modo alguno la razón por la que la coca se incluyó en la Lista I. Desde entonces, los derechos de los pueblos indígenas se han afianzado en la legislación nacional e internacional, especialmente con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007. De hecho, la reciente activación por parte de Bolivia de la revisión crítica de la OMS lleva mucho tiempo pendiente.